La conciliación es en los últimos tiempos, un tema recurrente tanto en las empresas como en los debates políticos. Se trata de un objetivo que, de forma ineludible, es perseguido por todos/as y sin el que no tiene sentido pensar en el progreso social.
En este texto queremos mirar a la conciliación desde el punto de vista de las familias por ser éstas, el microsistema de referencia para el desarrollo social de las personas.
¿QUÉ ES LA CONCILIACIÓN FAMILIAR, LABORAL Y PERSONAL?
Hay múltiples definiciones de este término, por lo que optamos por ofrecer una definición propia: La conciliación familiar, laboral y personal, sería ese estado de ajuste de la participación efectiva, positiva y equilibrada de hombres y mujeres en los diferentes ámbitos o esferas de su vida: la familia, el trabajo, el ocio y el espacio personal, todo ello sin declinar la asunción de responsabilidades inherentes y permitiendo un desarrollo individual positivo.
Para alcanzar este “dorado”, no es nuevo señalar la necesaria implicación del Estado y las Empresas, espacios que deben promover acciones y medidas que permiten alcanzar, o al menos aproximarnos, a ese equilibrio. Pero ¿basta con las acciones promovidas por estos agentes?.
La conciliación debe impregnar de forma transversal todas las esferas sociales incluida la familiar, por lo que ponemos encima de la mesa, otro término, la corresponsabilidad.
¿QUÉ ES LA CORRESPONSABILIDAD?
Entendida en este contexto, podemos definirla como la responsabilidad compartida en el contexto familiar y social de hombres y mujeres, de forma que puedan compartir espacios tanto públicos como privados, así como recursos, decisiones, responsabilidades familiares, profesionales y políticas. (Martínez Quintana, V. 2017-2018)
Quizás la corresponsabilidad sea la asignatura que tenemos pendiente para poder convertirnos en una sociedad conciliadora. Un reparto equitativo de tareas dentro del hogar y de provisión de cuidados, despejaría el camino hacia la inclusión laboral y social de la mujer, sin sentimiento de culpa o de sobrecarga, por cuanto se despojaría de unas funciones asumidas culturalmente por el mero hecho de ser mujer.
Pero la realidad es otra: la incorporación de la mujer al mercado laboral, no ha tenido como consecuencia la reducción o delegación de responsabilidades familiares en la figura masculina de una manera intrínseca y proporcional, perpetuándose la idea de que debe ser la mujer quien armonice ambos espacios, o en su defecto, quien dirija o supervise los apoyos externos para cubrir estas responsabilidades.
ESTUDIO SOBRE CONCILIACIÓN Y CORRESPONSABILIDAD
En el año 2019, hicimos un estudio cualitativo en una de las empresas que prestamos servicios. Este estudio ahondaba, ente otros aspectos, la percepción de la corresponsabilidad y conciliación de las empleadas de dicha empresa.
La muestra la formaban mujeres de entre 36 y 45 años, con pareja, hijos menores y en cuya unidad familiar trabajaban los dos miembros adultos.
A continuación, citamos algunos de los resultados:
- El 88% tenía una relación contractual laboral parcial, lo que señalaban como una ventaja, ya que “les facilita la conciliación con las tareas domésticas y personales”. Con respecto a su opinión sobre la reducción de jornada, en todos los casos consideraron que sería ellas las que habían asumido o asumirían dicha situación.
- Con respecto a la realización de tareas tanto domésticas como de cuidado de los menores, en un 95 % de los casos era asumido por la mujer, siendo sensiblemente menor su presencia, en el baño de los menores y en la realización de la cena, actividades más proclives a ser realizada por los hombres, “él participa en las cosas de casa, pero yo soy quien le dice lo que tenemos que cenar, lo que hay que comprar, etc.” Del mismo modo, varias de las entrevistadas verbalizan durante la entrevista “él me ayuda” poniendo en evidencia que consideran que se trata de funciones propias y no compartidas.
- El 78% de las entrevistadas, recurre al apoyo externo para la organización familiar, citándose a los abuelos como apoyo principal, seguido de las guarderías y centros educativos en horario extraescolar.
- Tan solo un 12% , reconoce mantener alguna actividad de interés personal u ocio, delegando para ello el cuidado de los menores, en su pareja.
REFLEXIÓN
Tras nuestra exposición, sin que sirva esta reflexión como crítica a los avances promovidos por los agentes sociales, nos preguntamos: ¿seguimos pensando que, un cambio de modelo social es sólo responsabilidad del Estado o de las empresas?
Nos atrevemos a confirmar que la conciliación será una realidad, a partir de que se asiente en los hogares un reparto equitativo y equilibrado de las responsabilidades familiares, que permitan a sus miembros participar en otros espacios y entornos sociales de forma positiva y saludable. Somos conscientes de que el camino está iniciado y que ya se aprecian cambios en los patrones educacionales en este sentido, pero aún queda un largo recorrido.