Siempre ha imperado nuestro deseo de transmitir los conocimientos que hemos ido incorporando a nuestro saber derivados de la práctica profesional, a estudiantes que, ansiosos de ver cómo se aplica la teoría aprendida, claman por encontrar un destino que colme, sus más que justificadas pretensiones: ¡Aprender, aprender más!
Sin embargo, los estudiantes se encuentran con una desventaja a la hora de comenzar sus prácticas: “¿dónde me enviarán?, ¿hay oferta de centros de prácticas?, ¿me asignarán un campo en el que me gustaría desarrollar mi profesión?. Estas interrogantes generan inquietud en los estudiantes, precisamente en el momento más crítico de su etapa académica.
Por otro lado, cuando nos planteamos ejercer nuestro rol de docente o tutor de centro asumiendo la responsabilidad de formar, hemos de tener muy claro que el objetivo general que se ha de perseguir, es transmitir la forma en que se ha de desarrollar la acción profesional. Dicho rol, tiene que significar que los estudiantes en prácticas han de alcanzar, no sólo el objetivo de cumplir con el obligatorio carácter de una actividad académica, sino que han de aprender y comprender a vivir la profesión.
¿Y cómo lo hacemos?
Ante todo, debemos saber que las prácticas están integradas en el programa académico y por tanto es una asignatura, con la importancia que ello comporta. Por ello, el tutorizar dichas prácticas, va a requerir que se cuente con una experiencia profesional y conocimientos suficientes para que los alumnos alcancen un aprendizaje efectivo.
/En modo alguno los alumnos deberían ser enviados a centros de prácticas, donde no existan profesionales o donde los profesionales al frente, no cumplan al menos con estos requerimientos/.
Aparte de potenciar y sumar los conocimientos que los alumnos precisan para ejercer la profesión, hay que intentar añadirles otras capacidades que agreguen valor a su práctica profesional, que sin carácter limitativo, citamos:
- Aprendan a resolver problemas que se deriven de la aplicación de los instrumentos y técnicas que son propios en Trabajo Social.
- Se conciencien de la importancia del trabajo en equipo.
- Adquieran capacidades para resolver dilemas éticos.
- Fomentar la iniciativa y la creatividad.
- Y mucho más.
Desde el ámbito profesional, recibamos a los alumnos de prácticas sabiendo que tenemos un reto importante por delante, de nosotros depende, en un porcentaje importante, el cómo realicen en un futuro su praxis profesional y si con nosotros aprendieron a “amar” el Trabajo Social y defenderlo donde fuera necesario.