LAS “CONSTANTES VITALES” DEL TRABAJO SOCIAL
Cierto es que estamos inmersos en una vorágine y cierto es también que precisamos algún bálsamo después de tanto tiempo en primera fila. Este es el objetivo, elevar nuestro ánimo para que nos ayude a seguir un camino, que aunque con muchas dificultades para el Trabajo Social, es un sendero que pisamos con fuerza y determinación, de ahí quizás nuestro desgaste.
Por tantas veces repetidos los términos Alerta Sanitaria, nuestra profesión de Trabajo Social intuyó desde el principio, y desde luego sin esfuerzo alguno, que la Alerta Social venía conjugada en el mismo espacio, Y…ASÍ HA SIDO.
Pensando en estos días, mediante el análisis de nuestras Intervenciones Sociales, encontré una forma de establecer un vínculo recíproco entre unos términos claramente clínicos con los sociales, de cuya deducción imaginé el título de este documento: Las constantes vitales del Trabajo Social.
Según la semántica lingüística, los términos constante y vital, nos va a aproximar al objetivo que pretendo:
Los sinónimos de “constante” son: tenaz, perseverante, firme, persistente…..y si añadimos “vital”, podríamos estar hablando de esas fuerza interna que permite obrar a quien la posee. Guardemos estos párrafos en nuestro pensamiento como una forma importante de identificar al Trabajo Social.
En el ámbito clínico, las constantes vitales son los principales signos e indicadores que informan del estado de salud de una persona y del equilibrio de su organismo, estando definidos en 5 parámetros que iré vinculando con las constantes vitales del Trabajo Social y dejar así establecida la reciprocidad antes mencionada:
Tensión arterial: Mide la presión sanguínea, la fuerza que ejerce la sangre sobre las arterias.
TRABAJO SOCIAL.- ¿alguien puede imaginar cómo fluye nuestra sangre cuando tenemos que tomar decisiones de nuestro exclusivo criterio, y cuando tenemos que gestionar nuestros impulsos? Y cuando las intervenciones consustanciales a nuestra profesión, devienen de un desafío como el actual?.
Saturación de oxigeno: Es la cantidad de oxigeno que reciben nuestras células.
TRABAJO SOCIAL.- En la actual situación, cuantas veces hemos notado el cansancio físico, pero seguimos manteniendo nuestra energía y fortalezas de ánimo, porque sabemos que estamos forjando nuestro ser y nuestro estar y ahí siguen las personas que nos necesitan. Tomamos aire, descansamos y nos concienciamos del presente frenético que tenemos que abordar….. y lo abordamos.
Frecuencia cardiaca: Número de pulsaciones o contracciones del corazón por minuto.
TRABAJO SOCIAL.- Uf, nuestras pulsaciones!!!!! Dónde llegan cuando sabemos que no hay relatos sin emociones y que la magia de nuestras palabras tienen efectos, así como las habilidades que poseemos para la comunicación interpersonal.
Temperatura corporal: Mide la capacidad del organismo para generar y eliminar calor.
TRABAJO SOCIAL.- No hay quien nos gane a establecer una relación de confianza con las personas que atendemos, cargada de tal “ calor humano”, que la atmósfera creada, genera un espacio empático y altamente positivo.
Frecuencia respiratoria: Respiraciones por minuto.
TRABAJO SOCIAL.- Esta respiración la medimos mentalmente cuando nos enfrentamos ante la decisión de tener que diferenciar entre lo posible y lo irrealizable, entre lo justo y lo imposible y en las ocasiones en las que tenemos que contener las lágrimas que vienen de nuestro interior y fluyen hasta la garganta, dando igual los años de experiencia profesional que tengamos. Ocurre cuando no nos pesan las conveniencias sino nuestros principios y valores.
Sabéis dónde estriba la diferencia entre las constantes vitales de ambos ámbitos profesionales?.
Los parámetros clínicos, se pueden ir modificando por distintas causas: la edad, una enfermedad etc…, es decir, no son constantes pese a su denominación; sin embargo, las constantes vitales en Trabajo Social, se mantienen sin modificación, ya que forman parte del ADN de esta nuestra profesión.
Quedémonos por tanto con el orgullo y la satisfacción de ser como somos, de sentir como lo hacemos y de saber responder con todas nuestras constantes vitales puestas al servicio de una sociedad que nos necesita, pero que a veces no sabe cómo pedirlo.
Un anónimo escribió algo que me sirve para concluir:
“Nos preocupamos mucho por las cifras, sin darnos cuenta que a veces mejoran solas, si nos interesamos por las personas”
Autor: Ana Hernández Escobar